En escena, una mujer se desdobla en dos polaridades que habitan dentro de ella.
Una vive atada al guion que le enseñaron: cómo moverse, qué callar, cómo fingir… y sobre todo, cómo ser “perfecta” para los demás.
La otra, oculta pero latente, sueña con ser ella misma, con sentir, con disfrutar sin miedo… y con reencontrar esos sueños de niña que creyó perdidos.
En el centro, un baúl espera…
Dentro, se guardan recuerdos, heridas, promesas rotas y tesoros olvidados.
Ese baúl será el puente entre lo que fue y lo que puede volver a ser.
Y entonces… se miran.
Se reconocen.
Se confrontan.
Comienza un viaje profundo hacia sus recuerdos, sus heridas y esos deseos que siempre consideró “inapropiados”.
Una travesía donde enfrenta el miedo, la sombra y la máscara que aprendió a usar para sobrevivir y para agradar.
Hasta que, en medio de ese quiebre, una verdad se revela desde lo más hondo:
“SÍ SOY. Todo lo que necesito ya está en mí.”
Esta no es una obra convencional, es un espejo del subconsciente.
Es una experiencia inmersiva donde el público deja de ser espectador para convertirse en parte viva del ritual.
Desde que llegas, algo comienza a moverse dentro de ti.
Aquí no se actúa.
Aquí se despierta.
Aquí se recuerda.
Y te confronta con preguntas que incomodan y liberan:
¿Quién soy cuando nadie me ve?
¿Quién sería… si dejara caer la máscara?
¿Quién sería y cómo sería sin la necesidad de sentirme amado… o de ser perfecta para los demás?
